GREGORIO RAMOS, PERSONAJE DE MI TIERRA DE RPP
Legendario líder sindical es “El personaje de mi tierra” 2005 de R.P.P.
GREGORIO RAMOS MAMANI
De humilde origen campesino indígena, en cuyas venas circula la sangre venerable de nuestros antepasados los Incas y en su espíritu la brilla el fuego revolucionario de Túpac Amaru y Huamantica, Don Gregorio Ramos Mamani, ejemplar líder del proletariado peruano, nació el 18 de noviembre de 1935, en la comunidad de Qonchatanka, situada en la provincia de Carabaya, entre el límite de los departamentos de Puno y Cusco, en cuya Escuela Primaria estudió sólo hasta el primer año de primaria, pues, desde niño sufrió los abusos del gamonalismo, cuando sus padres “colonos” de un hacendado, fueron despojados de sus tierras y animales de cría, quedando condenados a la pobreza y el desarraigo.
Muy joven, ante las inclemencias del altiplano y la violencia del gamonalismo, y no teniendo más que su fuerza de trabajo para sobrevivir, emigró a Arequipa donde comenzó a trabajar como peón en el gremio de Construcción Civil, alternando con dirigentes sindicales de experiencia e iniciándose en la ardua lucha por conseguir los beneficios sociales y el derecho a una vida justa y digna para todos. Cinco años después fue elegido Secretario General del Sindicato de Trabajadores en Bares y Hoteles de Arequipa, donde participó en la lucha para lograr la promulgación de la Ley Nº 14701, que reconoció legalmente los derechos de ese sector de trabajadores.
A los 34 años, en 1969, perseguido por su actividad sindical arribó a la ciudad del Cusco, vinculándose con los líderes de la Federación Departamental de Trabajadores del Cusco. En 1973, ingresó a laborar en el Hotel “Tambo” de la Sociedad de Beneficencia Pública del Cusco, donde trabajó casi tres décadas, y fue fundador de su Sindicato de Trabajadores, siendo abusivamente despedido en los tiempos trágicos del nefasto régimen de Fujimori.
En el año de 1981, después de haber ocupado varios cargos gremiales asumió la Secretaría General de la Federación Departamental de Trabajadores del Cusco y al año siguiente en un histórico Cabildo Abierto de la Municipalidad del Cusco, fue elegido Vicepresidente del Frente Único de Defensa de los Intereses del Cusco, FUDIC, -que presidieron el “Obispo de los pobres” Monseñor Luis Vallejos Santoni, y el Alcalde de la Ciudad Dr. Willy Monzón Vásquez-, desde donde lucha indesmayablemente para hacer realidad las obras reclamadas por la ciudadanía del Cusco, contra el alza del costo de vida, contra la brutalidad policial, por la libertad de dirigentes sindicales, maestros, campesinos y estudiantes acusados falsamente de ser terroristas. Tuvo un rol protagónico durante las jornadas populares de 1981, cuando la policía atacó la universidad y asesinó al joven estudiante universitario Marco Antonio Ayerbe Flórez y dio muerte a los dirigentes campesinos de San Jerónimo Toribia Flores de Cutipa y Lucio T’ito Huamán. Gregorio Ramos encabezó las luchas populares, los mítines multitudinarios de repudio a la violencia, y finalmente los paros contundentes que determinaron la caída del ministro de Gobierno José María de la Jara y Ureta, y sancionaron la violencia policial y la torpeza del Prefecto Rozasco Gerkes, responsable político de las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de Ayerbe Flórez y de los dirigentes campesinos.
Su valiente y decidida actuación en apoyo de las luchas reivindicativas de los mineros despedidos de las minas de Cata-Acarí, Atalya o Tintaya. y su constante vigilancia para hacer de la FDTC un baluarte de la defensa de la clase trabajadora y del pueblo, a través de comunicados, artículos periodísticos y acciones de lucha junto con dirigentes como Roberto Rojas Grajeda, Miguel Cancha, Rubén Acurio Rivas, y a nivel nacional con Isidoro Gamarra y Pedro Huilca Teqse, lo hicieron el émulo más importante del legendario líder sindical cusqueño Emiliano Huamantica Salinas y del maestro de éste, el carpintero Simón Herrera Farfán, ambos muertos en diferentes épocas, por la persecución y el odio de clase de la burguesía terrateniente.
Pero, la venganza de la burocracia parasitaria, coludida con los enemigos del pueblo, no se dejó esperar, pues, hostilizaron a este valeroso líder despojándole de su trabajo en como Maitre del Hotel “El Tambo”, propiedad de la Beneficiencia Pública del Cusco; con cobardes artimañas; al amparo de la corrupción Fujimontesinista, le fabricaron una “Evaluación” amañada, como revancha, por haber denunciado la pérdida de obras de arte colonial y los actos de corrupción e ilícitos cometidos por los directivos innombrables de entonces, empeñados en enajenar o privatizar los bienes de la institucionales.
Por su lucha desigual contra la mafia enquistada en esa entidad los periodistas cusqueños lo reconocieron como “El hombre del Año” en 1990.
Hoy, a la edad de 69 años –a punto de cumplir 70 años– ha terminado de escribir un libro autobiográfico referente a la Historia del Sindicalismo del Cusco y luchando contra dolencias en la espalda y los hombros (Espóndilo–Artrosis), que según los especialistas son las secuelas de antiguas torturas y maltratos físicos cuando estuvo preso por defender con hombría los derechos de los trabajadores cusqueños y que habrían derivado en un incipiente mal de Parkinson. Nada recibió ni pretendió recibir a cambio, y vive humildemente con una pequeña pensión que le regateó, durante años, la miserable burocracia, en espera de verlo muerto en la mendicidad y la tuberculosis. Su familia sufre con él, esta suerte injusta e infame. Gregorio Ramos es casado con doña María Ignacia Cusicuna Huamán, nacida en el Cusco, y tienen ocho hijos y varios nietos.
Por todo ello y con la certeza de lograr la justicia de su pueblo, como iniciativa de honor, lejos de las componendas y cálculos políticos, propusimos a Gregorio Ramos Mamani, para la nominación de “El Personaje de Mi Tierra” que organizó Radio Programas del Perú (RPP) en esta última semana, por tratarse del hombre que simboliza la reserva moral de la clase trabajadora cusqueña, por ser el ejemplo viviente para las nuevas generaciones de líderes sociales; por su consecuencia a toda prueba, su persistencia y valentía en la defensa de los derechos laborales; por su capacidad para sobreponerse al odio de clase, las vejaciones y torturas que soportó heroicamente. Prueba de ello, es que teniendo sólo primero de primaria, pero habiendo estudiado con ahínco en la universidad de la vida, maestra de los grandes hombres, que le enseñó a conducir gremios sindicales, redactar manifiestos, conclusiones de eventos congresales, llamamientos y arengas; hoy ha culminado un documentado libro autobiográfico de más de 500 páginas que esperan su publicación ya que son la herencia sublime que un verdadero revolucionario deja a sus seguidores; en él testimonia su actuación en la vida como dirigente y luchador social, agradecido con sus maestros y guías políticos, disciplinado y severo consigo mismo, estudioso de la teoría revolucionaria. Cuenta cómo desde el FUDIC, dirigió la lucha por que se hagan realidad reivindicaciones no sólo para su gremio sino para toda la comunidad como la construcción del Hospital de ESSALUD, entre otras obras que hoy son útiles al Cusco.
Felizmente, el pueblo sabio, demostrando que no ha perdido la memoria de sus luchadores y defensores heroicos -pues, la ingratitud no podía manchar su propia honra-, ha premiado a su líder con generosidad y justicia nominándolo, limpiamente y con ventaja, “Personaje de mi Tierra”. Ahora toca al Cusco entero lograr que este honor se le reconozca a Gregorio Ramos a nivel de toda la república.
Cusco, mayo del 2005.
Julio Gutiérrez Samanez
Roberto Romero Arce.
GREGORIO RAMOS MAMANI
MEMORIAS DE UN LUCHADOR SOCIAL
PROLOGO
GREGORIO RAMOS MAMANI O LA RESERVA MORAL DE LA CLASE TRABAJADORA.
La historia, frecuentemente, es escrita por especialistas y ratones de biblioteca. La escriben por encargo o por vanidad y la ofrecen como sahumerio a los poderosos y tiranos a los que sirven, con ese fin la maquillan, la castran, la amanceban. Otros escriben para echar a los demás, el lodo en el que se revuelcan, muy pocas son las oportunidades en que los propios actores, documentos y hechos en la mano, cuentan la verdadera historia, con la misma pasión y entrega con que la vivieron. Esos libros pasan a ser libros inmortales, porque enseñan actitudes morales, dan lecciones de virilidad y grandeza, llena de orgullo sano a las generaciones venideras; constituyen la conciencia moral de los pueblos.
Cuando Gregorio Ramos Mamani, me comentó que estaba escribiendo este libro, supe que sería un aporte invalorable a la historia social del Cusco contemporáneo, pues ilustraría una época en la que se puso de manifiesto, en sus formas más crueles y dolorosas, la lucha de clases, ese motor que da movimiento a la historia de los pueblos ¿Quién más que Gregorio Ramos? Uno de los sus protagonistas principales, al frente de la otrora Gloriosa Federación Departamental de Trabajadores del Cusco, que enfrentó con dignidad, honor y valentía a las más feroces tiranías "democráticas" enarbolando la sagrada bandera de la lucha popular. Protagonizó heroicas jornadas de lucha encabezada por la clase trabajadora y acompañada del estudiantado, los maestros, campesinos y hasta el clero, dirigido entonces, por Monseñor Vallejos Santoni, sacerdote de reconocida inclinación por los más pobres.
El libro de Ramos Mamani, ilustra un período de lucha de clases, la ignominia de los métodos usados por la burguesía comercial y parasitaria cusqueña, contra los dirigentes populares. Los acontecimientos narrados con lujo de detalles y profusa documentación, por uno de los actores principales, enorgullecen a la clase trabajadora, que supo batirse de igual a igual, cuando la reacción quiso doblegar y humillar el espíritu batallador e indomable del pueblo de Túpac Amaru y Huamantica. Que sepan los reaccionarios de épocas futuras que esa tradición circulará viva en las venas de los hombres del pueblo cusqueño, mientras subsista la injusticia, el abuso y las alevosas clases poseedoras y sus esbirros, testaferros y torturadores. Allí renacerán los Humantica, los Huillca, los Ramos y Mamanis, como un muro de piedra donde se romperán los dientes los reaccionarios.
La lucha emprendida por la FDTC, contra el alza de los pasajes y el costo de vida, nos recuerda las jornadas heroicas libradas por esta misma central de 1958, bajo la dirigencia de Emiliano Huamantica Salinas.
Son sospechosamente coincidentes los actos terroristas desatados en el período descrito, con las acciones de defensa de la FDTC y organismos populares, dando a pensar que esos actos terroristas fueron realizados por orden de los mismos representantes del gobierno. Se percibe así, el favor que hizo la banda terrorista criminal a la derecha reaccionaria, apoyándola en su lucha sucia contra los sagrados intereses populares.
Se pone, también, de manifiesto la saña y tozudez de personajes anodinos y de mala recordación, que por casualidades del destino llegaron a ostentar cargos políticos importantes, demostrando, sin asco, sus odios y rencores contra la clase trabajadora y sus organizaciones, ordenando persecuciones, torturas, maltratos y asesinatos en el más salvaje estilo fascista y criminal, ensañándose hasta con escolares de menos de 12 años, actitud que no cesó hasta el asesinato del joven estudiante Marco Antonio Ayerbe, en manos de la policía.
Se muestra cómo los dirigentes obreros y trabajadores, nacidos en los sectores más humildes, combatieron heroicamente, demostrando altura, preparación y valentía, quien enaltece a la tradición revolucionaria del "Cusco Rojo" nada pudieron los traidores, los reaccionarios, con el abuso y el odio cavernarios y el manejo de sus eternos perros guardianes: el militarismo y la policía, que sañudamente, torturaron, masacraron a su propio pueblo y asesinaron, después a Pedro Huillca Teqse, para vergüenza y deshonor de sus instituciones y descendientes.
Pero esa vida ejemplar entregada, sin reservas, a la causa trabajadora, no tardó en ser blanco del odio de sus enemigos, como jamás pudieron vencer al dirigente ni doblegarle la cerviz, afilaron sus garras contra el hombre, hostilizándolo en el trabajo, empujándolo a la desesperación y el vicio, atentando contra su salud, acosándolo salvajemente hasta despojarle, con cobardes artimañas y leguleyadas, el trabajo con el que sustentaba a su familia y negándole, hasta el día de hoy, desde hace más de tres años el derecho a una pensión de cesantía o jubilación.
Con acciones embozadas del odio de clases, los cobardes enemigos de los trabajadores, se ensañaron con este heroico luchador social. A su turno, respetables personajes actuaron de verdugos, Judas y Pilatos, para vergüenza de ellos mismos. Estas memorias los desenmascaran, los desembozan, los señalan con el dedo acusador de la historia. No como venganza sino como acto de justicia contra la impunidad y el complot del silencio. Irónicamente muchos de esos detractores, son beneficiarios de las reivindicaciones que Ramos Mamani y sus compañeros arrancaron a los gobiernos de turno a fuerza de incontables sacrificios.
En este libro está la verdadera historia negra de los que abusaron del poder, atropellaron a la gente humilde, lanzaron sus tropas de asalto, sus perros de presa, sus soplones contra los hombres que avivaron en su corazón la lumbre del deber sagrado, soportando con heroísmo, las torturas y persecuciones, por el honor del pueblo, encarnando los más caros ideales humanos ¿acaso a cambio de nada? No, ese es el precio de pasar limpios y redimidos por el ojo de la aguja de la historia, a la inmortalidad ¿qué creyeron esos oscuros personajes con rango y sin mérito ni honra, a esos burócratas que fabricaron la cruz y el calvario para Gregorio Ramos? ¿pensaron quedar impunes? Algunos, a lo que acudimos, varios amigos de Gregorio, en busca de justicia, hasta hoy siguen lavándose las manos. En algún lugar del libro, su víctima les coloca este epitafio.
"Frente a estos hechos fue mi deber el levantar mi voz en favor de mis compañeros, estos son los delitos que he cometido para que sus esbirros fabriquen el despojo de mi puesto de trabajo, bajo el miserable argumento de "evaluación", que no es otra cosa que el odio de clases y la revancha abusiva de su directorio contra mi humilde persona. Es un capitulo más de los cobardes atropellos que he sufrido por defender a mi clase, a la institución y a mi pueblo. Que así quede, pues, en la conciencia de nuestro pueblo y en la historia”.
En una época "light", que no es otra cosa que una suma de cobardías y oportunismo, en que se pretende dar fin al proceso de la historia, y proclamar el triunfo del imperialismo occidental - norteamericano, por los siglos de los siglos, libros como este arremeten las conciencias, mostrando su verdad desgarradora, hablando en voz alta, allí donde la cucufatería reaccionaria mastica murmuraciones.
Un obrero, un trabajador se levanta como Cristo, con su propio evangelio mostrando, en su heridas abiertas y sangrantes, los dolores seculares de su pueblo, sus esperanzas y desconsuelos, su voto en contra de un sistema carcomido hasta el alma por la corrupción.
Gregorio Ramos, desde campesino sin tierra a obrero de construcción, mozo de hotel y dirigente proletario, siguió una brillante trayectoria de combate y consecuencia principista. Portaestandarte de su partido y de su gremio en la jornadas coronadas por la gloria, sigue siendo hoy, con la fuerza que le da su fe, la reserva moral de la clase trabajadora, un severo crítico de las dirigencias corrompidas que usurpan el glorioso gremio de Herrera Farfán, Emiliano Huamantica, Alfredo Somocurcio, Isidoro Leiva, José Mar, Nicasio Ramírez, Andrés Gavancho, Pascual Montaño, Vicente Medrano y Pedro Huillca.
Es cierto que cayó el muro de Berlín y los gobiernos burocráticos del pacto de Varsovia, pero no ha caído el ideal del socialismo, mientras siga habiendo en el mundo, pobreza, miseria, desocupación y explotación del hombre por el hombre.
Los caminos no fueron correctos, hubieron demasiados errores, la estrategia trazada no llevó al objetivo. La ciencia puede fracasar, el marxismo puede perder la batalla, retroceder, recomponer sus fuerzas, repensar sus, fundamentos y propósitos, puede renovarse y vencer, porque su lucha es la esperanza de la humanidad.
A diferencia de los desesperados que acudieron al crimen creyendo lograr fines pacíficos, los arrepentidos y traidores que se pasaron con armas y banderas al enemigo y se domesticaron comiendo sus migajas, Gregorio Ramos, al iniciar el milenio de la esperanza en el florecimiento de la especie humana, nos obsequia este libro escrito no sólo con puño y letra, sino con su propia sangre, con el sacrificio total de su vida, en una constante agonía, de heroísmo, rectitud, valentía, que dan honor al pueblo trabajador del Cusco y a los trabajadores del mundo entero; reivindica a nuestros héroes, mártires y luchadores sociales, habla por los que nunca hablaron los desposeídos, los explotados, los parias.
Después se hablará mucho de él, pero no se podrá tergiversar su credo, su evangelio, no se podrá torcer su verdad, no se podrá apagar su luz intensa, pacificadora y todas las alimañas, sabandijas y gusanos que mortificaron esta vida ejemplar e ilustre caerán al abismo de los infiernos, en el más completo olvido.
Así sea.
Julio Antonio Gutiérrez Samanez
Qosqo, Inti Raymi 2001.
GREGORIO RAMOS MAMANI
De humilde origen campesino indígena, en cuyas venas circula la sangre venerable de nuestros antepasados los Incas y en su espíritu la brilla el fuego revolucionario de Túpac Amaru y Huamantica, Don Gregorio Ramos Mamani, ejemplar líder del proletariado peruano, nació el 18 de noviembre de 1935, en la comunidad de Qonchatanka, situada en la provincia de Carabaya, entre el límite de los departamentos de Puno y Cusco, en cuya Escuela Primaria estudió sólo hasta el primer año de primaria, pues, desde niño sufrió los abusos del gamonalismo, cuando sus padres “colonos” de un hacendado, fueron despojados de sus tierras y animales de cría, quedando condenados a la pobreza y el desarraigo.
Muy joven, ante las inclemencias del altiplano y la violencia del gamonalismo, y no teniendo más que su fuerza de trabajo para sobrevivir, emigró a Arequipa donde comenzó a trabajar como peón en el gremio de Construcción Civil, alternando con dirigentes sindicales de experiencia e iniciándose en la ardua lucha por conseguir los beneficios sociales y el derecho a una vida justa y digna para todos. Cinco años después fue elegido Secretario General del Sindicato de Trabajadores en Bares y Hoteles de Arequipa, donde participó en la lucha para lograr la promulgación de la Ley Nº 14701, que reconoció legalmente los derechos de ese sector de trabajadores.
A los 34 años, en 1969, perseguido por su actividad sindical arribó a la ciudad del Cusco, vinculándose con los líderes de la Federación Departamental de Trabajadores del Cusco. En 1973, ingresó a laborar en el Hotel “Tambo” de la Sociedad de Beneficencia Pública del Cusco, donde trabajó casi tres décadas, y fue fundador de su Sindicato de Trabajadores, siendo abusivamente despedido en los tiempos trágicos del nefasto régimen de Fujimori.
En el año de 1981, después de haber ocupado varios cargos gremiales asumió la Secretaría General de la Federación Departamental de Trabajadores del Cusco y al año siguiente en un histórico Cabildo Abierto de la Municipalidad del Cusco, fue elegido Vicepresidente del Frente Único de Defensa de los Intereses del Cusco, FUDIC, -que presidieron el “Obispo de los pobres” Monseñor Luis Vallejos Santoni, y el Alcalde de la Ciudad Dr. Willy Monzón Vásquez-, desde donde lucha indesmayablemente para hacer realidad las obras reclamadas por la ciudadanía del Cusco, contra el alza del costo de vida, contra la brutalidad policial, por la libertad de dirigentes sindicales, maestros, campesinos y estudiantes acusados falsamente de ser terroristas. Tuvo un rol protagónico durante las jornadas populares de 1981, cuando la policía atacó la universidad y asesinó al joven estudiante universitario Marco Antonio Ayerbe Flórez y dio muerte a los dirigentes campesinos de San Jerónimo Toribia Flores de Cutipa y Lucio T’ito Huamán. Gregorio Ramos encabezó las luchas populares, los mítines multitudinarios de repudio a la violencia, y finalmente los paros contundentes que determinaron la caída del ministro de Gobierno José María de la Jara y Ureta, y sancionaron la violencia policial y la torpeza del Prefecto Rozasco Gerkes, responsable político de las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de Ayerbe Flórez y de los dirigentes campesinos.
Su valiente y decidida actuación en apoyo de las luchas reivindicativas de los mineros despedidos de las minas de Cata-Acarí, Atalya o Tintaya. y su constante vigilancia para hacer de la FDTC un baluarte de la defensa de la clase trabajadora y del pueblo, a través de comunicados, artículos periodísticos y acciones de lucha junto con dirigentes como Roberto Rojas Grajeda, Miguel Cancha, Rubén Acurio Rivas, y a nivel nacional con Isidoro Gamarra y Pedro Huilca Teqse, lo hicieron el émulo más importante del legendario líder sindical cusqueño Emiliano Huamantica Salinas y del maestro de éste, el carpintero Simón Herrera Farfán, ambos muertos en diferentes épocas, por la persecución y el odio de clase de la burguesía terrateniente.
Pero, la venganza de la burocracia parasitaria, coludida con los enemigos del pueblo, no se dejó esperar, pues, hostilizaron a este valeroso líder despojándole de su trabajo en como Maitre del Hotel “El Tambo”, propiedad de la Beneficiencia Pública del Cusco; con cobardes artimañas; al amparo de la corrupción Fujimontesinista, le fabricaron una “Evaluación” amañada, como revancha, por haber denunciado la pérdida de obras de arte colonial y los actos de corrupción e ilícitos cometidos por los directivos innombrables de entonces, empeñados en enajenar o privatizar los bienes de la institucionales.
Por su lucha desigual contra la mafia enquistada en esa entidad los periodistas cusqueños lo reconocieron como “El hombre del Año” en 1990.
Hoy, a la edad de 69 años –a punto de cumplir 70 años– ha terminado de escribir un libro autobiográfico referente a la Historia del Sindicalismo del Cusco y luchando contra dolencias en la espalda y los hombros (Espóndilo–Artrosis), que según los especialistas son las secuelas de antiguas torturas y maltratos físicos cuando estuvo preso por defender con hombría los derechos de los trabajadores cusqueños y que habrían derivado en un incipiente mal de Parkinson. Nada recibió ni pretendió recibir a cambio, y vive humildemente con una pequeña pensión que le regateó, durante años, la miserable burocracia, en espera de verlo muerto en la mendicidad y la tuberculosis. Su familia sufre con él, esta suerte injusta e infame. Gregorio Ramos es casado con doña María Ignacia Cusicuna Huamán, nacida en el Cusco, y tienen ocho hijos y varios nietos.
Por todo ello y con la certeza de lograr la justicia de su pueblo, como iniciativa de honor, lejos de las componendas y cálculos políticos, propusimos a Gregorio Ramos Mamani, para la nominación de “El Personaje de Mi Tierra” que organizó Radio Programas del Perú (RPP) en esta última semana, por tratarse del hombre que simboliza la reserva moral de la clase trabajadora cusqueña, por ser el ejemplo viviente para las nuevas generaciones de líderes sociales; por su consecuencia a toda prueba, su persistencia y valentía en la defensa de los derechos laborales; por su capacidad para sobreponerse al odio de clase, las vejaciones y torturas que soportó heroicamente. Prueba de ello, es que teniendo sólo primero de primaria, pero habiendo estudiado con ahínco en la universidad de la vida, maestra de los grandes hombres, que le enseñó a conducir gremios sindicales, redactar manifiestos, conclusiones de eventos congresales, llamamientos y arengas; hoy ha culminado un documentado libro autobiográfico de más de 500 páginas que esperan su publicación ya que son la herencia sublime que un verdadero revolucionario deja a sus seguidores; en él testimonia su actuación en la vida como dirigente y luchador social, agradecido con sus maestros y guías políticos, disciplinado y severo consigo mismo, estudioso de la teoría revolucionaria. Cuenta cómo desde el FUDIC, dirigió la lucha por que se hagan realidad reivindicaciones no sólo para su gremio sino para toda la comunidad como la construcción del Hospital de ESSALUD, entre otras obras que hoy son útiles al Cusco.
Felizmente, el pueblo sabio, demostrando que no ha perdido la memoria de sus luchadores y defensores heroicos -pues, la ingratitud no podía manchar su propia honra-, ha premiado a su líder con generosidad y justicia nominándolo, limpiamente y con ventaja, “Personaje de mi Tierra”. Ahora toca al Cusco entero lograr que este honor se le reconozca a Gregorio Ramos a nivel de toda la república.
Cusco, mayo del 2005.
Julio Gutiérrez Samanez
Roberto Romero Arce.
GREGORIO RAMOS MAMANI
MEMORIAS DE UN LUCHADOR SOCIAL
PROLOGO
GREGORIO RAMOS MAMANI O LA RESERVA MORAL DE LA CLASE TRABAJADORA.
La historia, frecuentemente, es escrita por especialistas y ratones de biblioteca. La escriben por encargo o por vanidad y la ofrecen como sahumerio a los poderosos y tiranos a los que sirven, con ese fin la maquillan, la castran, la amanceban. Otros escriben para echar a los demás, el lodo en el que se revuelcan, muy pocas son las oportunidades en que los propios actores, documentos y hechos en la mano, cuentan la verdadera historia, con la misma pasión y entrega con que la vivieron. Esos libros pasan a ser libros inmortales, porque enseñan actitudes morales, dan lecciones de virilidad y grandeza, llena de orgullo sano a las generaciones venideras; constituyen la conciencia moral de los pueblos.
Cuando Gregorio Ramos Mamani, me comentó que estaba escribiendo este libro, supe que sería un aporte invalorable a la historia social del Cusco contemporáneo, pues ilustraría una época en la que se puso de manifiesto, en sus formas más crueles y dolorosas, la lucha de clases, ese motor que da movimiento a la historia de los pueblos ¿Quién más que Gregorio Ramos? Uno de los sus protagonistas principales, al frente de la otrora Gloriosa Federación Departamental de Trabajadores del Cusco, que enfrentó con dignidad, honor y valentía a las más feroces tiranías "democráticas" enarbolando la sagrada bandera de la lucha popular. Protagonizó heroicas jornadas de lucha encabezada por la clase trabajadora y acompañada del estudiantado, los maestros, campesinos y hasta el clero, dirigido entonces, por Monseñor Vallejos Santoni, sacerdote de reconocida inclinación por los más pobres.
El libro de Ramos Mamani, ilustra un período de lucha de clases, la ignominia de los métodos usados por la burguesía comercial y parasitaria cusqueña, contra los dirigentes populares. Los acontecimientos narrados con lujo de detalles y profusa documentación, por uno de los actores principales, enorgullecen a la clase trabajadora, que supo batirse de igual a igual, cuando la reacción quiso doblegar y humillar el espíritu batallador e indomable del pueblo de Túpac Amaru y Huamantica. Que sepan los reaccionarios de épocas futuras que esa tradición circulará viva en las venas de los hombres del pueblo cusqueño, mientras subsista la injusticia, el abuso y las alevosas clases poseedoras y sus esbirros, testaferros y torturadores. Allí renacerán los Humantica, los Huillca, los Ramos y Mamanis, como un muro de piedra donde se romperán los dientes los reaccionarios.
La lucha emprendida por la FDTC, contra el alza de los pasajes y el costo de vida, nos recuerda las jornadas heroicas libradas por esta misma central de 1958, bajo la dirigencia de Emiliano Huamantica Salinas.
Son sospechosamente coincidentes los actos terroristas desatados en el período descrito, con las acciones de defensa de la FDTC y organismos populares, dando a pensar que esos actos terroristas fueron realizados por orden de los mismos representantes del gobierno. Se percibe así, el favor que hizo la banda terrorista criminal a la derecha reaccionaria, apoyándola en su lucha sucia contra los sagrados intereses populares.
Se pone, también, de manifiesto la saña y tozudez de personajes anodinos y de mala recordación, que por casualidades del destino llegaron a ostentar cargos políticos importantes, demostrando, sin asco, sus odios y rencores contra la clase trabajadora y sus organizaciones, ordenando persecuciones, torturas, maltratos y asesinatos en el más salvaje estilo fascista y criminal, ensañándose hasta con escolares de menos de 12 años, actitud que no cesó hasta el asesinato del joven estudiante Marco Antonio Ayerbe, en manos de la policía.
Se muestra cómo los dirigentes obreros y trabajadores, nacidos en los sectores más humildes, combatieron heroicamente, demostrando altura, preparación y valentía, quien enaltece a la tradición revolucionaria del "Cusco Rojo" nada pudieron los traidores, los reaccionarios, con el abuso y el odio cavernarios y el manejo de sus eternos perros guardianes: el militarismo y la policía, que sañudamente, torturaron, masacraron a su propio pueblo y asesinaron, después a Pedro Huillca Teqse, para vergüenza y deshonor de sus instituciones y descendientes.
Pero esa vida ejemplar entregada, sin reservas, a la causa trabajadora, no tardó en ser blanco del odio de sus enemigos, como jamás pudieron vencer al dirigente ni doblegarle la cerviz, afilaron sus garras contra el hombre, hostilizándolo en el trabajo, empujándolo a la desesperación y el vicio, atentando contra su salud, acosándolo salvajemente hasta despojarle, con cobardes artimañas y leguleyadas, el trabajo con el que sustentaba a su familia y negándole, hasta el día de hoy, desde hace más de tres años el derecho a una pensión de cesantía o jubilación.
Con acciones embozadas del odio de clases, los cobardes enemigos de los trabajadores, se ensañaron con este heroico luchador social. A su turno, respetables personajes actuaron de verdugos, Judas y Pilatos, para vergüenza de ellos mismos. Estas memorias los desenmascaran, los desembozan, los señalan con el dedo acusador de la historia. No como venganza sino como acto de justicia contra la impunidad y el complot del silencio. Irónicamente muchos de esos detractores, son beneficiarios de las reivindicaciones que Ramos Mamani y sus compañeros arrancaron a los gobiernos de turno a fuerza de incontables sacrificios.
En este libro está la verdadera historia negra de los que abusaron del poder, atropellaron a la gente humilde, lanzaron sus tropas de asalto, sus perros de presa, sus soplones contra los hombres que avivaron en su corazón la lumbre del deber sagrado, soportando con heroísmo, las torturas y persecuciones, por el honor del pueblo, encarnando los más caros ideales humanos ¿acaso a cambio de nada? No, ese es el precio de pasar limpios y redimidos por el ojo de la aguja de la historia, a la inmortalidad ¿qué creyeron esos oscuros personajes con rango y sin mérito ni honra, a esos burócratas que fabricaron la cruz y el calvario para Gregorio Ramos? ¿pensaron quedar impunes? Algunos, a lo que acudimos, varios amigos de Gregorio, en busca de justicia, hasta hoy siguen lavándose las manos. En algún lugar del libro, su víctima les coloca este epitafio.
"Frente a estos hechos fue mi deber el levantar mi voz en favor de mis compañeros, estos son los delitos que he cometido para que sus esbirros fabriquen el despojo de mi puesto de trabajo, bajo el miserable argumento de "evaluación", que no es otra cosa que el odio de clases y la revancha abusiva de su directorio contra mi humilde persona. Es un capitulo más de los cobardes atropellos que he sufrido por defender a mi clase, a la institución y a mi pueblo. Que así quede, pues, en la conciencia de nuestro pueblo y en la historia”.
En una época "light", que no es otra cosa que una suma de cobardías y oportunismo, en que se pretende dar fin al proceso de la historia, y proclamar el triunfo del imperialismo occidental - norteamericano, por los siglos de los siglos, libros como este arremeten las conciencias, mostrando su verdad desgarradora, hablando en voz alta, allí donde la cucufatería reaccionaria mastica murmuraciones.
Un obrero, un trabajador se levanta como Cristo, con su propio evangelio mostrando, en su heridas abiertas y sangrantes, los dolores seculares de su pueblo, sus esperanzas y desconsuelos, su voto en contra de un sistema carcomido hasta el alma por la corrupción.
Gregorio Ramos, desde campesino sin tierra a obrero de construcción, mozo de hotel y dirigente proletario, siguió una brillante trayectoria de combate y consecuencia principista. Portaestandarte de su partido y de su gremio en la jornadas coronadas por la gloria, sigue siendo hoy, con la fuerza que le da su fe, la reserva moral de la clase trabajadora, un severo crítico de las dirigencias corrompidas que usurpan el glorioso gremio de Herrera Farfán, Emiliano Huamantica, Alfredo Somocurcio, Isidoro Leiva, José Mar, Nicasio Ramírez, Andrés Gavancho, Pascual Montaño, Vicente Medrano y Pedro Huillca.
Es cierto que cayó el muro de Berlín y los gobiernos burocráticos del pacto de Varsovia, pero no ha caído el ideal del socialismo, mientras siga habiendo en el mundo, pobreza, miseria, desocupación y explotación del hombre por el hombre.
Los caminos no fueron correctos, hubieron demasiados errores, la estrategia trazada no llevó al objetivo. La ciencia puede fracasar, el marxismo puede perder la batalla, retroceder, recomponer sus fuerzas, repensar sus, fundamentos y propósitos, puede renovarse y vencer, porque su lucha es la esperanza de la humanidad.
A diferencia de los desesperados que acudieron al crimen creyendo lograr fines pacíficos, los arrepentidos y traidores que se pasaron con armas y banderas al enemigo y se domesticaron comiendo sus migajas, Gregorio Ramos, al iniciar el milenio de la esperanza en el florecimiento de la especie humana, nos obsequia este libro escrito no sólo con puño y letra, sino con su propia sangre, con el sacrificio total de su vida, en una constante agonía, de heroísmo, rectitud, valentía, que dan honor al pueblo trabajador del Cusco y a los trabajadores del mundo entero; reivindica a nuestros héroes, mártires y luchadores sociales, habla por los que nunca hablaron los desposeídos, los explotados, los parias.
Después se hablará mucho de él, pero no se podrá tergiversar su credo, su evangelio, no se podrá torcer su verdad, no se podrá apagar su luz intensa, pacificadora y todas las alimañas, sabandijas y gusanos que mortificaron esta vida ejemplar e ilustre caerán al abismo de los infiernos, en el más completo olvido.
Así sea.
Julio Antonio Gutiérrez Samanez
Qosqo, Inti Raymi 2001.
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